Las marcas nacen, se reproducen y también mueren.

Por el camino, algunas de ellas se cuelan en el imaginario popular. Sus identidades visuales permanecen en los espacios físicos y mentales que habitamos, mezcladas con viejos recuerdos, anécdotas y experiencias.

Éstos son algunos de los ejemplos que vuelven a nuestra mente:

1. Galerías Preciados. Morir vestido de frac.

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Recordamos, en aquellos últimos estertores de los viejos almacenes, la nueva identidad que realizó Massimo Vignelli a principios de los 90. A Galerías le tocaba renovarse, lo intentó con una explosiva G rotada 45º y una apuesta por una paleta de color monocromática en blanco y negro, que debió sorprender a más de uno en aquella época de colores estridentes y ofertas imparables.

Al final de la historia, las deudas llevaron a Galerías a la suspensión de pagos y fue absorbida por El Corte Inglés, su rival natural.


2. “Mirindas Asesinas”, Álex de la Iglesia y el Destierro.

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En 1992, Pepsico se hacía con el 100% de Mirinda. Apostaron por KAS y desterraron a Mirinda de España, a pesar de que era una marca originariamente española. Sobraba una. ¿Para qué mantener dos refrescos de cítricos destinados al mismo consumidor?

Cuando vi por primera vez el corto Mirindas Asesinas me dieron unas ganas perturbadoras de pedir una Mirinda, pero ya no había.

Años después, paradójicamente, trabajé como creativo para Pepsico y viajé a Australia para rodar dos comerciales de Mirinda que se emitirían en medio mundo. Lo importante es que tenía Mirinda en el mueble bar y ni la probé.

Ya no era la misma. Ni botella de cristal, ni diseño viejuno que molaba precisamente por viejuno, ni el recuerdo de Álex Angulo en la barra del bar.


3. MOPU. Nacida con los días contados.

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En 1977, con el aire fresco de la democracia, se crea el MOPU (Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo). Por suerte el PSOE invierte en diseño, nos gusta. Se contrata a Alberto Corazón, que de esto sabe, y que también nos gusta. Se desarrolla una tipografía stencil atractiva y de vanguardia. Y por último se plantan hitos kilométricos por todas las carreteras de España con ella. Los vemos en cada viaje. Nos acompañan. Si tu padre no te decía cuántos kilómetros quedaban, ahí estaba el pivote de MOPU.

Pero como suele suceder con los ministerios – todos los de la época con su diferente identidad corporativa – cambian de manos y cambian de nombre. En 1991 se decide renombrar el Ministerio, que pasará a llamarse Ministerio de Fomento. La marca muere dejando un bonito cadáver por carreteras inaccesibles a lo largo y ancho del país.


4. SIMCA. Resistiéndose a la muerte.

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En los 80 y primeros 90 los coches SIMCA formaban parte del paisaje habitual de cualquier ciudad española. Eran muy populares. Tanto que Los Inhumanos compusieron una famosa canción sobre sus incomodidades.

A pesar de que estaban en la calle, la marca como tal había muerto a finales de los 70, cuando fue adquirida por Peugeot.

El escudo ni nos suena , y es que los cuadrados Simca no llevaban la marca comercial en su carrocería. Un símbolo a dos tintas de los más viejuno, con un monigote que recuerda vagamente a un pajarillo despegando. Suponemos que como analogía de lo que se sentía al montar en un Simca.

Sin duda, eran coches robustos. Duraron mucho. Ahora descansan en paz, al parecer, en los desguaces Fotingo.


5. ROCK OLA. Una Resurrección de entre los muertos.

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Vamos a ir terminando con buenas noticias.

Los que llegamos diez o quince años tarde a la Movida Madrileña solo hemos oído leyendas de lo que podía reunirse y verse en la mítica Rock Ola.

La marca de un rombo y kerning escasete nos traslada a lo más punky de los 80, entradas y flyers a base de fotocopias, una identidad en blanco y negro marcada por la precariedad de los medios.

Pues bien, la sala acaba de reabrir www.rock-olamadrid.com

Aunque hay épocas que son irrepetibles, habrá que ver la programación, y si van a imprimir carteles y entradas a la antigua usanza o no. De momento, habrá que pasearse a ver qué se cuece.